Algunos miembros del círculo cercano del candidato se aventuran a hacer apuestas, esperando que Manuel Jiménez finalmente asuma una postura que su ética le había impedido adoptar. Después de todo, no es sabio juntarse con cualquiera.
Se sabe que Luis Abinader estará presente en Santo Domingo Este el domingo por la tarde, supuestamente para respaldar a los candidatos, aunque en realidad parece más un intento de reforzar y apuntalar, disfrazado como una simple función presidencial.
El presidente sabe que «hay serios problemas» en Santo Domingo Este, en santo Domingo Oeste, es peor incluso en el norte y hasta en el distrito.
La realidad es que, después de desplegar una cantidad significativa de recursos, cambiar ridículamente arroz por plástico y pagar más por publicidad que por arroz, hasta colgar una valla colgando y arriesgando la vida de choferes en medio del puente sobre el rio Ozama, en un abuso de poder sin igual e irrespetuoso, el candidato ha alcanzado un punto muerto en las encuestas. Su apoyo no crece ni disminuye; ha llegado al límite.
La población está lidiando con la resaca de las festividades, y aunque los Reyes Magos aún no se han marchado, la llegada del presidente sin recursos para repartir al pueblo puede tener poco impacto. Será necesario idear alguna estratagema, ya que depender solo de caravanas y ruido para «movilizar el voto» no será suficiente para persuadir a los ciudadanos que han tomado su decisión, y que esperaban ver en esa «patana» a alguien más que al acompañante del presidente.
Las apuestas se centran en la figura del alcalde, especialmente después del cuestionable proceso de las primarias de octubre y las repetidas afirmaciones de que no hay «líneas «manuelistas» en esta etapa de la campaña.
La presencia de Manuel al lado de su presidente asegura que este apuesta al presidente en que la opción presidencial, a pesar de las reclamaciones y las expectativas de otros partidos para cambiar el escenario actual.
Hace apenas dos días, un comunicador se preguntaba dónde estaban los dirigentes del PRM que solían llenar titulares durante meses, ya que las «marchas con esfuerzos propios» o con liderazgo del candidato han sido bastante apagadas.
Los pendientes a Manuel no parecen haber notado que el resto de los dirigentes del PRM se han mantenido discretos. Algunos incluso han salido al extranjero y evitan aparecer en demasiadas fotos que podrían alterar los números de otros candidatos. La realidad es que hay cinco boletas, y nadie necesita el respaldo de candidatos a alcaldes, a diputados ni senadores, a menos que haya compromisos reales o acuerdos económicos puntuales en intercambio.
Es posible que la marcha del presidente sea un poco más extensa que las habituales del candidato, pero será efímera, una noticia que durará apenas unos días hasta que la realidad vuelva a prevalecer entre los votantes. En caso de que el tablero se mueva, será solo uno o dos puntos, hacia arriba o hacia abajo, ya que la única manera de que el PRM retenga la plaza sería que la «casa presidencial» se mudara con recursos al municipio, incluso con un cambio de dirección.
La campaña acaba de comenzar, y seguramente todos, incluidos los «destituidos» y «afueriados», estarán presentes, salvo raras excepciones que es mejor no recordar. También aquellos que eran «aspirantes» y desaparecieron, posiblemente regresen. No obstante, cuando la marcha termine, cada uno volverá, como los orgasmos, a su «tamaño» original y al lugar que le corresponde.
